Cuando tomé aquel avión a los dos años, no era consciente de lo afortunado que iba a ser en la vida. De todas las dádivas que el tiempo me iría otorgando paulatinamente, puedo decir que me siento afortunado, verdaderamente agradecido hasta donde he llegado. Sinceramente, si me hubiera propuesto llegar hasta aquí sé que no hubiera conseguido tanto como he alcanzado obtener de la vida. Nunca nadie dio tanto, como aquel que pensó que no lo podría lograr. Algunas veces, mi sueño ha decaído porque todavía hay gente que aún no obtiene lo que se merece. Entonces me hice coach empresarial. Pienso que así ayudo a algunas personas a progresar por su propio pie. Al propio tiempo, también observé que en las empresas hay mucho talento, con lo cual, estudié materias relacionadas con la empresa para entenderla mejor y crear sinergias. Entonces me di cuenta que el coach necesita de herramientas potentes para desarrollar su labor. Así que me puse en marcha y abordé las disciplinas de Programación Neurolingüística, Inteligencia Emocional y Liderazgo. He aprendido mucho con mis compañeros, pues sólo dando somos agradecidos con todo lo que la vida hace con nosotros. Sólo aportamos un granito de arena en el inmenso Universo.